martes, 17 de mayo de 2011

McQUEEN Y LAS PRINCESAS GUÁNABIS

Y no, no hablo de Steve McQueen –el actorazo rey del “cool”– sino de Alexander McQueen: una de esas escasas figuras del mundillo de la moda que, más allá de las decisiones corporativas y los precios exacerbados, logró demostrar, por encima de su asombrosa capacidad para diseñador, su calidad innata como innegable artista, como artista consumado. Y es que cualquiera que se tome el tiempo para explorar tan solo una de sus colecciones (las encuentran fácil en internet) podrá darse cuenta sin mayor esfuerzo o conocimiento del tema, del casi indescriptible nivel de creatividad, tanto de las piezas en sí como de su forma de presentarlas, ya sea simulando un naufragio, un juego gigante de ajedrez o un circo macabro. McQueen, definitivamente, es el responsable de la teatralidad que hoy en día es casi obligada para cualquier diseñador, por más mediocre o convencional que sea su propuesta. Supongo que pudo haber sido esa misma incomprensible vena artística la que le llevó a que, por fin, uno de sus varios intentos de suicidio lo dejara ahorcado en el clóset hace ya más de un año, quedando el mundo sin más McQueen, que, como Dalí, como Fellini, como Sábato, sólo hubo uno y más que la simple (y perfecta) ejecución de su disciplina artística, nos regaló propuesta y contenido. Por supuesto que, como los consorcios no están para dejar que algo tan nimio como la muerte les impida seguir haciendo plata, la marca Alexander McQueen continúa viva, con Sarah Burton, quien fuera el brazo derecho de Alexander, a la cabeza. Podría ser peor, supongo; quizá Burton mantenga el arte por encima del mercadeo…o no. Porque fue Burton quien aceptó diseñar y construir el vestido de boda de Kate Middleton, la plebeya cuya boda fue pagada por sus connacionales y presenciada con admiración, asombro y hasta nauseabundo cariño por otros cientos de millones de plebeyos extranjeros. Me gustaría pensar que McQueen habría o rechazado la oferta, o, al menos, envuelto a la chava en un vestido digno de Björk. Quizá así habrían sido menos las personas supuestamente independientes y trabajadoras que ese día se reprogramaron a modo Disney y suspiraron decepcionadas por estar solas o con un gordo pedorro al lado en lugar de un príncipe, que aunque feo y en esa etapa extraña de negación de la calvicie, pues es príncipe y por lo tanto humedece los sueños mundiales de baja autoestima.

IDEA: ¿Te has fijado en esa frase cariñosa o esa otra regañona que siempre usa tu mamá? Mandalas a imprimir en playeras y regaláselas a ella o usalas vos. Es una forma creativa y graciosa de decirle a tu mamá que la querés y aceptás tal como es, igual que ella a vos, aunque seas tan mal hijo, como seguro lo sos. Y lavá tus propios trastos, aunque sea de vez en cuando.

Nota: Esta fue mi séptima columna semanal para Siglo21, publicada el martes 10 de mayo de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/05/10/mcqueen-princesas-guanabis


























1 comentario:

  1. Miss Trudy dijo...
    Yo creo que McQueen hubiera diseñado el vestido por que al fin y al cabo es británico y todos tienen un rollo mero grabado en su alambrado con eso de la monarquía, incluso los grupos punk que le apuestan a la anarquía andan con la bandera puesta y cosas así. Sin embargo, se me ocurre que el vestido que diseñaría McQueen estaría basado en su última colección, que mucho tuvo que ver de una reconcepción de línea medieval y renacentista y no hubiera parecido fuera de tono con la tradición que, seamos claros, le trae mucha plata a Inglaterra y por eso no les molesta invertir en ella.

    10 DE MAYO DE 2011 08:08
    Quique Lee (José Enrique Martínez Lee) dijo...
    De hecho por ahí dicen que la no-princesa Kate(porque el casarse con un príncipe sólo le proporcionó el amargor que tiene el título de duquesa)diseño su propio vestido. Lo cual dejaría a la casa McQueen como una costureria. Qué diría Alex? Y bueno, yo que él de todos modos acepto, igual hasta los artistas y negocios más prósperos necesitan publicidad, y mejor se lo ven tantas personas alrededor del mundo y por siempre y para siempre se recuerde quién hizo el vestido de la mujer. Y hablando de madres, precisamente recuerdan que fue la muerte de su madre (la de él, no la suya) lo que deprimió a McQueen y lo llevó al suicidio (según dicen).

    10 DE MAYO DE 2011 08:21
    bocaderana dijo...
    Hey, Miss Trudy es mi catedrática en la U :) jajaja... alguien se pondrá esa ropa me pregunto yo?

    17 DE MAYO DE 2011 12:06

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