domingo, 27 de noviembre de 2011

BESOS DE CENIZA: ALMA QUEBRADIZA




Aunque innegable que Benetton es una marca ubicua, debo admitir que no es ropa que me interese. Un par de suéteres habrán en mi clóset (seguramente viejos) pero me parece ropa demasiado básica y sobrepreciada, además de diseñada para anoréxicos. Lo que desde hace años disfruto son sus campañas publicitarias. Pese a que su objetivo natural es convencerme de comprar, sé que eso no me interesa, así que simplemente disfruto sus imágenes curiosas, hermosas, casi siempre transgresoras. Recuerdo varias, como aquella de una chica albina rodeada de su tribu africana o la del bebé blanco lactando de una mujer negra y, mi favorita, un collage multiétnico de genitales. Me gusta también la campaña nueva, “Unhate”, que para hoy más de medio mundo seguro ya conoce, como también sabrán ya del Vatiberrinche que armó el Vaticano, quien no tarda en interponer una demanda por faltar el respeto al papa y a sus “fieles” (cuando les conviene) seguidores. Me parece esto una payasada tan monumental como cuando Quezada Toruño armó relajo porque el vocero presidencial osó decirle “señor” y no “monseñor”. La campaña esta de Benetton, ideada, como las otras, por Oliviero Toscani, muestra a parejas de líderes políticos, usualmente antagónicos, besándose entre sí: el presidente de EUA con el de Venezuela (en otra, con el de China), la canciller de Alemania con el presidente de Francia, el principal líder palestino con el primer ministro de Israel, el líder de Corea del Norte con el de Corea del Sur y el papa con el imam egipcio que lidera el centro de adoctrinamiento más importante del islamismo suní. Aunque para muchos sea complicado separar al papa en sus funciones de líder espiritual y político, creo acertado verlo de esa forma. Después de todo, es el Vaticano un estado con territorio, población y soberanía propias. La ira demostrada por los católicos me huele a mero fundamentalismo. ¿Acaso lo peor en la historia de la iglesia católica son besos? ¿Acaso de verdad alguien en el mundo pensaría que la foto es real? La imagen es, básicamente, equiparable a una caricatura política. ¿Se imaginan si los políticos del mundo se dieran a la tarea de plantear demandas contra las caricaturas que los ridiculizan? ¿Y, en todo caso, no se supone que el papa debería, siguiendo las enseñanzas de Cristo, dar el ejemplo de ser humilde y poner la otra mejilla? En fin, me quedo con una muestra más de que el ego vaticano, cuando sale del clóset, es casi tan majestuoso como la banca vaticana.



Esta fue mi columna semanal No. 34 para Siglo21, publicada el martes 29 de noviembre de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es www.s21.com.gt/vida/2011/11/29/besos-ceniza-alma-quebradiza
















TEJIDO SOCIAL FASHION

En Chile no hay indios, sólo hay chilenos” cuenta Galeano que rezaban los carteles de gobierno durante la dictadura de Pinochet; y fue esa la frase que me vino a la mente con la nueva campaña de Saúl E. Méndez titulada –no sé si ingenua, irresponsable o cínicamente– “Tejido social”, una excusa bastante simplona para fotografiar hilos multicolores contra la última colección de ropa de la tienda. Me es difícil pensar otra cosa, porque es obvio que nuestro tejido social –y me refiero al guatemalteco, por si hay duda– no está primordialmente compuesto por personas con pinta ni asiática ni afroamericana ni ibérica ni nórdica, como la de los cuatro modelos utilizados para las fotos publicitarias, tal cual lo hacía Benetton 20 años atrás…salvo que Benetton pretendía reflejar al mundo entero y no un país compuesto mayoritariamente por indígenas de distintas etnias y cuya fisonomía del resto, salvo una pequeña minoría, es mestiza. Por supuesto que en Guatemala contamos con comunidad asiática, tal como también existen rubios de ojo claro y personas con fisonomía ibérica. Tenemos, asimismo, garífunas, que no fueron tomados en cuenta, salvo que el criterio de selección se hubiera limitado a “¡Ay, hombre, negro es negro!”. Pero no nos engañemos: no existe confusión. Los creativos de la campaña tienen todo esto perfectamente claro y simplemente piensan, como muchos, que el populacho es muy feo como para salir en una campaña que, de todas formas, no se dirige a vender ropa a pobretones que no pueden pagarse un tacuche fino. Eso lo entiendo y ni modo. Lo que me parece perverso es llamarle a esa pequeña muestra “EL tejido social”, reconocer que “repararlo” es súper fundamental para los guatemaltecos (palabras de Emilio Méndez, el mismo que sueña con crepas de nutella en las esquinas de los barrios en lugar de los shumos puestos de tostadas) y aun así, que los únicos indígenas involucrados en el proceso sean utilizados como fondo en algunas fotos (mientras trabajan en sus tejidos: mano de obra) y para vender sus lindas artesanías en las calles (en el espacio asignado para ellos) durante el TEJIDO SOCIAL FASHION WEEKEND BY SAUL E. MENDEZ (nótese el spanglish, nuevo orgullo nacional) que se llevó a cabo en Xela este fin de semana recién pasado, perpetuando, indudablemente, el papel de los inditos como vendedores del mercadito a que juegan los niños ladinos, patrióticamente, cada septiembre en sus colegios. “Pintoresco, nena, pintoresco” le dijo aquel señor a Mafalda.

Esta fue mi columna semanal No. 33 para Siglo21, publicada el martes 22 de noviembre de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/11/22/tejido-social-fashion







PEQUEÑAS VICTORIAS

Su régimen de ejercicios comenzó desde agosto y consistió en dos sesiones al día con su entrenador personal. Una nutricionista midió su masa muscular, sus niveles de grasa y de retención de líquidos. Su dieta incluyó licuados de proteína, vitaminas y suplementos para mantener optimizados sus niveles de energía durante el intenso entrenamiento físico. Durante todo ese tiempo, bebió un galón de agua diario. Nueve días antes del evento, su ingesta diaria consistió exclusivamente de licuados, es decir, nada de alimentos sólidos. Dos días antes, dejó de beber el galón de agua y bebió líquidos “normalmente”. Doce horas antes, dejó de comer y beber del todo. Evitando cualquier líquido para “secarse” se pueden perder hasta ocho libras de último momento, dice. Según una entrevista para el diario londinense The Telegraph, todo eso, señores, es lo que hizo la modelo Adriana Lima antes de caminar por la pasarela delVictoria’s Secret Fashion Show de la semana pasada en variedad de calzones, brassieres y alas de ángel, para deleite, sobre todo, de los chicos púberes del mundo que luego verán la transmisión televisiva una y otra vez en esos extraños días en que deciden “bañarse” seis o siete veces, tan limpios ellos. La cuestión es esta: el desfile de Victoria’s Secret, por mucho que presente modelos con cuerpos un tanto más saludables que las pasarelas de moda comunes, lleva algunos años marcando la pauta de lo que se considera la belleza femenina para el resto del mundo. Me pregunto cuántas personas se han sentido inadecuadas al probarse un atuendo de esos de Victoria’s Secret y se deciden a comprar mejor uno de esos sprays con olor a fruta y esperar hasta que la próxima dieta haga sus efectos. Lo entiendo, yo he estado allí (no probándome brassieres en Victoria’s Secret, sino en la situación...luego de ver la lica 300 pasé varios días detestando el espejo, por ejemplo) pero, sorpresa: son puras estupideces. Una persona común, sea de donde sea, no tiene ni la plata ni el tiempo para dos sesiones de ejercicio al día con entrenador personal ni para nutricionista particular. Tampoco suena muy factible pasar varios días sólo con licuados. Esas modelos tienen asistentes, chefs personales y, básicamente, su trabajo es verse como se ven. No critico la dedicación de Adriana Lima, como tampoco criticaría el régimen de un maratonista o triatlonista, sino simplemente digo que debemos percibir estos cuerpos con un agrado meramente superficial y con bastante, bastante realismo. Yo, para mientras, voy por un McRib...

Esta fue mi columna semanal No. 32 para Siglo21, publicada el martes 15 de noviembre de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/11/15/pequenas-victorias




lunes, 7 de noviembre de 2011

F*CK YOU LIKE AN ANIMAL

Así fue la cosa: Un paparazzo toma una foto cualquiera de la actriz Reese Witherspoon caminando por alguna calle de Los Angeles. Alguien nota que su bolso -que aparece en varias otras imágenes y pareciera ser el “de batalla”- es un Chloé de piel de pitón. Entonces, la asociación PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) envía a Witherspoon un video narrado por su co-estrella en la lica “Walk the Line”, Joaquin Phoenix, en donde éste explica que la piel de las serpientes para accesorios de moda es obtenida mediante el cruel procedimiento de clavar la cabeza de la serpiente viva a un árbol, desollarla sin que ésta haya muerto y luego simplemente dejar allí al animal para que muera cuando muera. Reese Witherspoon agradece públicamente a PETA por instruirla sobre el tema y asegura que no usará más su bolso de aproximadamente US$4,000.00. Y vivieron felices para siempre, me imagino. Regresando a la realidad, ignoro si es verdad que ese es el procedimiento estándar vigente para obtener piel de serpiente. ¿Será posible? Por todos los dioses, espero que no. PETA no siempre es de confiar en cuanto a sus aseveraciones, que no es raro que suelan ser parciales y tendenciosas. En todo caso, el asunto me desencadenó toda una serie de pensamientos confusos. Y digo, estar confundido no siempre es malo; es más, con el mundo como es, supongo que es natural. Por un espacio de 3 años fui vegetariano. Ya no lo soy. En realidad no me causa conflicto la idea de que el destino de algunos animales sea terminar en mi panza (tal como terminarían naturalmente en la panza de otros carnívoros), aunque tampoco me hace gracia el trato que se les da cuando el asunto ya pasa a la gran escala y se vuelve más importante criarlos y engordarlos a como dé lugar, sin tomar en cuenta que cualquier animal es un ser vivo y, por tanto, tan meritorio de un trato digno como uno mismo. Claro, el asunto del trato digno entre humanos no es precisamente prioritario para mantener engrasadas las ruedas del capitalismo extremo, así que sería sobremanera ingenuo extrañarse de cómo se trata a los pollos o a las reses o a los cerdos (o, incluso, a las ratas que nos hacen pasar por pollo o cerdo en cualquier sabroso wan tan) o a lo que sea que usan para hacer salchichas...en fin. No soy un experto en el tema y, ciertamente, tampoco me quita el sueño, aunque puedo asegurar que no vivo pateando perros ni gatos ni puedo tolerar a la gente que es cruel o sádica con los animales. Me parece admirable la pasión, entrega y dedicación de algunas personas que conozco por sus mascotas, aunque la casi obsesión de algunas otras suele perturbarme. Esa pastelería para perros en un centro comercial de la zona 10, por ejemplo, me parece ofensiva considerando la desnutrición rampante que padece nuestro país. Y no digo que deje de existir ese negocio, necesariamente; es sólo que el contraste duele y no hace sino recordarme el pasaje aquel de “La Virgen de los Sicarios” (de Fernando Vallejo) en donde Alexis, el adolescente asesino que no se tienta el alma para matar gente por cualquier pendejada, llora desconsolado por un chuchito moribundo atrapado en un desagüe que, para él, valía más que el prójimo. Eso sí que me quitó el sueño.

Esta fue mi columna semanal No. 31 para Siglo21, publicada el martes 8 de noviembre de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/11/08/f-you-animal