martes, 17 de mayo de 2011

DE GASES

Amo a Hitler”, dice John Galliano borracho en el video que causó su despido de la casa Christian Dior e, irónicamente, también de la que lleva su propio nombre. “Gente como ustedes deberían estar muertos: sus madres, sus ancestros, todos malditamente matados con gas”. Todavía caliente el escándalo y como era de esperarse, no pocos de esos extraños habitantes del mundo internacional de la moda –que no se caracteriza precisamente por tener prioridades coincidentes con quienes tenemos lonja o usamos el cerebro– salió a su defensa: que si están sobredramatizando, que si el tipo es muy talentoso, que si es un complot (como si no hubiera video), que si gracias a él Dior resurgió a una etapa de oro, que si es sólo un pobre borrachito que no supo lo que decía. Según yo, ningún bolo dice algo que no haya pensando sobrio… En fin, pese al apoyo, un par de semanas después el consorcio LVMH, dueño de Dior, hizo lo que debía: lo despidió irrevocablemente. Los fashionistas (¡ah, palabrita más detestable!), claro, en estado de shock. Michael Specter, de la revista The New Yorker, lo definió bien: “El mundo de la moda posee una extraordinaria capacidad para hacerse de la vista gorda con las profundas imperfecciones de algunos, siempre que puedan cortar un vestido como Galliano o vestirlo como Kate Moss, quien, pese a actitudes que constituyen un desastroso ejemplo para miles de chicas, incluyendo problemas con drogas, es perdonada porque, bueno, en realidad es muy bonita.” Estúpido sería pretender que lo que haga Galliano o las decisiones que tome una multinacional de moda tengan repercusiones en este tercermundito nuestro, en donde sabrá dios a qué tres pelones les alcance para algo más que un perfume Dior en bazar de medio año. Lo que sí importa, creo, lo que sirve quizás de ejemplo y el motivo por el que escribí esto, es el tema de las consecuencias que forzosamente debe tener todo acto racista, los efectos de la emisión de esos estúpidos comentarios discriminatorios que muchos guatemaltecos babosos eructan a diario sin pensarlo siquiera y que suelen quedar impunes, si es que alguien les presta atención. Hablo, eso sí, de verdadero respeto a y convencimiento de la dignidad humana y no de simple corrección política; aguas con eso, que doble moral en este país ya tenemos suficiente.

IDEA: Inspirados en las alfombras de aserrín, dar un toque de color fuerte a la ropa y experimentar con combinaciones no tradicionales es una forma simple de alegrarse el día. No hay qué temer al color.

Nota: Esta fue mi cuarta columna semanal para Siglo21, publicada el martes 19 de abril de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/04/18/gases



1 comentario:

  1. Quique Lee (José Enrique Martínez Lee) dijo...
    Qué te digo? Yo no lo hubiera echado.

    19 DE ABRIL DE 2011 07:58
    Manu dijo...
    "Convencimiento de la dignidad humana y no de simple corrección política".
    Lo despidieron porque lo que dijo quedó grabado. ¿Cuántas veces lo habrá dicho sin cámaras? ¿Cuántas veces habrá discriminado a otras personas sin que estas "profundas imperfecciones" tuvieran repercusiones? Esta empresa, como muchas otras, son el reflejo de la sociedad: no importa el "quien" ni el "como", solo importa el "cuánto".

    Aparte, tan "imperfecta" es la persona que discrimina como el discriminado que no demanda legalmente o actúa conforme su dignidad humana. ¿Por qué la persona que grabó esto no le deshizo la cara a golpes o por lo menos le tiró un vaso de agua encima para no "perder la compostura"? Probablemente no le importa mucho...joder! Estamos jodidos!

    25 DE ABRIL DE 2011 10:53
    Manu dijo...
    Perdón, se me olvidó colocar una cita:
    A veces no se ve nada en la superficie, pero por debajo de ella todo
    está ardiendo.
    El escritor indonesio Y. B. Mangunwijaya
    Esto aparece en el libro "No Logo. El poder de las marcas." de Naomi Klei. Habla sobre el mismo tema.

    25 DE ABRIL DE 2011 10:56
    Juan Pensamiento dijo...
    Quique: Yo sí estoy satisfecho con que lo echaran. Me parecería terrible que alguien que diga eso siga gozando de fama, dinero e impunidad como si nada.

    Manu: Precisamente por esa posibilidad (y hay rumores de que lo hizo antes, además de tratar mal a la gente) es que me pareció importante transcribir la frase de The New Yorker, consciente de lo permisivo que suele ser el mundo de la moda con este tipo de asuntos. Sin embargo, el decir que no sea sólo corrección política lo sugerí para nuestro caso, no para describir el caso de Dior, en donde estoy más que seguro que la imagen contó, y mucho, para el despido de Galliano. Pero sea por lo que sea, lo despidieron. Por otro lado, no estoy de acuerdo con la sugerencia de que le deshicieran la cara a golpes ¿Estamos a favor de la violencia? Yo, fijo no. Quien grabó esto no fue precisamente la parte afectada. Y no podemos saber si le importa o no. Probablemente sí pensó que con el video bastaba. Tiempos modernos. Buena cita, además.

    25 DE ABRIL DE 2011 22:31

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