lunes, 11 de julio de 2011

LA MODA ESTA DE LAS ELECCIONES

Y, como cada cuatro años, otra vez está de moda la oferta electoral y todo lo que tenga qué ver con ella, incluyendo ese falso sentimiento cívico que hace que algunos, a esta patraña, le llamen fiesta e insistan en que es motivo de celebración ciudadana. La moda de las elecciones incluye, por supuesto y como tendencia principal, las calles tapizadas con carteles llenos de colores y de fotos, de canciones y frasecitas pegajosas… pero todo, todo, absolutamente todo vacío de contenido y propuesta real; tan carente de sentido y de inteligencia como la costumbre maldita de pintar las piedras de colores, que ya casi sólo se hace en el área rural, pero que no por eso es menos chocante…y con pintura de aceite, ni más ni menos. Tan vacua e insulsa es la publicidad con que nos atacan, como lo son los mismísimos candidatos, que rara vez tienen algo qué decir que no sea lo obvio, lo fácil, lo falso, lo que saben que el pueblo –cundido e infestado de distintos niveles de ignorancia– quiere escuchar y logra entender. Un candidato a alcalde para la capital, uno que cuenta con un par de grupos en Facebook que se dedican a admirar su supuesta guapura, utiliza el Twitter, básicamente, para decir “buenos días”, “buenas tardes”, “buenas noches”, “buen provecho” o “vamos por el cambio”. Cuando se le pregunta por sus ideas para entrarle, por fin, a los problemas del transporte, el agua y la basura, no responde nada. Y digo “por fin”, dado que la presente administración (que lleva casi mi edad en el poder), sigue sin entrarle. Y la mara de a pie sigue hablando de democracia, de estados de derecho, de estados fallidos, de constitucionalidad, como si algo de eso entendiera, como si el sistema nos preparara para usar esas palabras para algo más que reforzar esta paja que nos dan. Cuando vi por primera vez The Matrix, de los hermanos Wachowsky, la disfruté sólo como una excelente lica de ciencia ficción. Doce años después, eso sí, comprendo su verdadera dimensión, su metáfora, su sentido mucho más profundo que cualquier rollo políticamente correcto que nos rebuznen en un noticiero nacional: efectivamente, estamos dentro de un sistema que nos mantiene dormidos, que sólo usa nuestra energía y que, para funcionar a su conveniencia, nos hace pensar que somos libres cuando en realidad esa supuesta “libertad” se limita a elegir dentro de una bandeja que nos han preparado con antelación para qué, además de sentirnos poderosos sin serlo, gastemos nuestra poca plata y se las demos a ellos, los dueños, los amos. A muchos esto les parecerá una observación ridículamente obvia. A muchos otros, no...y por ellos siembro esta semillita. Pensemos, hombre: No es tan difícil tomarse la pastilla correcta.

Esta fue mi decimosexta columna semanal para Siglo21, publicada el martes 12 de julio de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/07/12/moda-esta-elecciones


1 comentario:

  1. Al final queramos o no queramos nos doran la pastilla y nos la ponen de supositorio. Una palabra: Plutocracia, eso es lo que tenemos. (http://es.wikipedia.org/wiki/Plutocracia)

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