lunes, 8 de agosto de 2011

¡AGUAS...!

Puede ser medio complicado saber qué ponerse en época de lluvia. El hecho de que llueva no necesariamente implica que hace frío, pero una mojada sí requiere, al rato, lo calientito de un suéter, aunque no uno tan grueso que incomode. Por supuesto, da pereza (¿sería de mal gusto decir “hueva” en una columna?) andar cargando trapos por gusto, sobre todo cuando la mara no anda en carro. Lo que yo no entiendo es por qué, siendo una ciudad en la que la mayoría anda a pie, con un transporte público extremadamente deficiente en sus horarios y en la nula comodidad que provee, las botas de hule no son una prenda común. Todos deberíamos tener un par, digo yo. No falta el día de lluvia en que veo a la gente en la calle, con o sin paraguas, con los pantalones mojados hasta media pierna, arrastrando las orillas ya sucias de lodo o con zapatos (y asumo que calcetines) empapados. ¿Y cuántos tendrán acceso a una secadora? ¿O a ropa seca para el día siguiente? No puedo asegurarlo, pero muchas veces he pensado que esto responde a ningunear las botas de hule como simples prendas de albañil o de trabajo “de pobre” que, aunque así sea, nadie quiere demostrarlo, dios guarde. Ya en varias ocasiones he escuchado el comentario y me llama la atención que, otra vez, un prejuicio sin sentido menoscabe el bienestar propio, hasta en algo tan simple como tener los pies secos; y tal vez no sea eso, vaya, y simplemente de verdad gana lo impráctico que puede resultar andar, para arriba y para abajo, cargando un par de botas de hule “por si llueve”, sobre todo con lo irregular del clima y la casi nula certeza de nuestros pronósticos climáticos locales que, desde que era niño, no hay modo que le atinen...En fin, con todo y todo sí le recomiendo, a quien pueda, contar con un par de ellas y un abrigo para lluvia, además. Botas hay desde marcas caqueras (de más de mil dólares, pero no sea burro) hasta simples en el supermercado a cuarenta quetzales. Y abrigos hay buenos y no tan caros y tanto unas como el otro, pueden conseguirse en alguna paca a precios accesibles. Y es que, si a la fuerza hay que soportar, bajo la lluvia, tanto mugre cartel político nublándonos la paz (de paso...), no puedo pensar en nada peor que hacerlo mojado por un aguacero o, peor aún, empapado por uno de esos cafres a quienes les pareces chistoso acelerar el carro en las paradas de bus, aprovechando que nuestras calles parecieran diseñadas para coleccionar lagunas.

Esta fue mi decimonovena columna semanal para Siglo21, publicada el martes 9 de agosto de 2011. El texto publicado en la edición impresa difiere del acá transcrito, por edición del personal del diario. El enlace para el sitio web de Siglo21 es http://www.s21.com.gt/vida/2011/08/09/aguas




1 comentario: